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Memorial LiberPress 2008

Gerda Taro

«Cuando piensas en toda esa gente que hemos conocido y que han muerto en esta guerra civil, tienes el sentimiento que estar vivo es algo desleal» (Gerda Taro, poco antes de morir).

 

Sábado 11 de octubre de 2008, cementerio Père Lachaise, división 97 – París (Francia). Ceremonia de descubrimiento de una placa en memoria de Gerda Taro, por el valor y la tenacidad de una mujer que ha dado pruebas de un profundo sentido del deber como fotógrafa de guerra.

 

Para que nadie olvide tu lucha incondicional por un mundo mejor

 

Gerda Taro murió en la batalla de Brunete en julio de 1937, como consecuencia de las heridas causadas por un tanque que le aplastó la mitad del cuerpo, el día siguiente del accidente, en el Hospital de El Escorial. Tenía 27 años.

 

Esta atractiva y seductora joven alemana de Stuttgart, de ideología de izquierdas y judía, fue la compañera sentimental de Robert Capa. Sin ella, Endre Friedmann (verdadero nombre del fotógrafo) probablemente nunca habría llegado a ser Robert Capa: fue ella quien se inventó el nombre y el personaje, y le hizo cambiar de imagen.

 

Pero Gerda no sólo transformó a Robert Capa, sino que también lo hizo con ella misma: se cambió el apellido (su nombre real era Gerda Pohorylle) y aprendió fotografía. Trabajando de fotógrafa consiguió evitar la extradición a la Alemana nazi.

Gerda se convirtió en la compañera inseparable de Capa (de muchas de las fotografías se  desconoce el auténtico autor), con quien formó una pareja ambiciosa, antifascista, idealista y audaz.

 

Con Capa, Gerda cubrió la Guerra Civil española, que vivió intensamente en la parte republicana.

 

Para los dos, luchadores antifascistas, la cámara fue la mejor herramienta de combate y de propaganda para la causa republicana. En julio de 1937, Gerda («la pequeña rubia», como le decían afectuosamente en el frente), mientras cubría la batalla de Brunete cerca de Madrid, durante la retirada de las tropas republicanas, sufrió un desgraciado accidente: un tanque la destrozó de cintura para abajo y murió poco después en el Hospital de El Escorial, cinco días antes de cumplir 27 años. El Partido Comunista Francés organizó su funeral y entierro en París.

 

Se la considera la primera reportera gráfica muerta en acción de guerra. Robert Capa publicó después un libro dedicado a ella, titulado Death in the making.

 

Su cuerpo descansa en el cementerio Père Lachaise. El escultor Giacometti hizo un monumento para su tumba, que con la entrada de las tropas nazis en París fue medio derruido.

 

Toda su familia fue exterminada por el nazismo en Auschwitz.