Daniel Viglietti está considerado uno de los cantautores latinoamericanos más conocidos y comprometidos de todos los tiempos.
Nació en Montevideo (Uruguay) en 1939, y desde joven estudió y practicó la música popular a través de sus propias composiciones y con textos de poetas como Federico García Lorca, César Vallejo, Nicolás Guillén o Mario Benedetti, entre otros.
Viglietti fue encarcelado en su país en 1972, durante la dictadura de Stroessner, y tuvo que exiliarse en 1937, cuando salió de la prisión. Durante el exilio hizo giras musicales por toda Europa, América, África y Australia, denunciando la dictadura uruguaya, la situación mundial de los pobres y los trabajadores y defendiendo los derechos humanos. No pudo volver a Uruguay hasta 1984, con la apertura democrática del país, y a su llegada dio un recital multitudinario en el estadio Luis Franzini.
Sus composiciones han sido cantadas por otros artistas como Víctor Jara, Isabel y Ángel Parra, Soledad Bravo, Chavela Vargas y Quilapayún. A lo largo de su carrera ha compuesto también música para el cine y el teatro, y ha compartido escenario con escritores como Eduardo Galeano y Juan Gelman. Entre sus discos, destacan trabajos como Hombres de nuestra tierra, Trópicos, Canciones para el hombre nuevo y A dos voces. Una de sus canciones, «A desalambrar», llegó a ser un auténtico himno en algunas manifestaciones cívicas celebradas en la época.
Se le entrega el premio por su trayectoria musical y por su papel como cantautor comprometido en la denuncia de las dictaduras y de la falta de libertades en el mundo (especialmente en Iberoamérica); por cantar en contra de la represión y las pésimas condiciones sociales en las que viven algunas minorías, y por la intensidad y la profunda humanidad de su obra musical, arraigada a los cantos de los pueblos y a los pobres.