
Srebrenica, una pequeña villa en el norte de Bosnia y Herzegovina, era considerada tierra de seguridad en 1995 en plena Guerra de los Balcanes. Allí, en una fábrica de baterías de coche, en Potocari, se refugió la población civil bosnia musulmana bajo la protección de la ONU, que desplegó una fuerza de 600 cascos azules holandeses. En junio del año 1995, tropas serbias comandadas por el general Ratko Mladik, acusado como criminal de guerra por el Tribunal Internacional, y actualmente huido, obligaron a esta comunidad a entregarse y asesinaron a sangre fría a más de 8.000 niños y hombres, de 7 a 70 años, para después enterrarlos a todos en fosas comunes. Sin embargo existen más de 6.000 desaparecidos todavía (8.372 son sólo los cuerpos encontrados hasta ahora). La masacre de Srebrenica está considerada como genocidio por la ONU.
La Fundación Madres de Srebrenica (Srebrenica y Zepa), presidida en este momento por Munira Subasic ─que tiene enterrados en el cementerio a 22 familiares y a su hijo desaparecido─, acompañada en Girona por Sabra Kolenovic, se creó para denunciar la pasividad de Occidente ante la guerra y el genocidio. En este sentido, se propusieron lograr llevar a los culpables de la masacre ante los tribunales internacionales, recuperar y enterrar dignamente a sus muertos, mantener viva la memoria de este horror y organizarse para poder rehacer sus vidas y sus economías. Han llevado a cabo una tarea de denuncia y de organización formidables.
Se entrega el Premio LiberPress Asociación a la Fundación Madres de Srebrenica por su dedicación y su tarea, dirigida a denunciar la pasividad de Occidente ante la guerra y el genocidio de Srebrenica, a lograr llevar a los culpables de la masacre ante los tribunales internacionales, a recuperar y enterrar dignamente a sus muertos, a mantener viva la memoria de estos hechos vergonzantes y a autoorganizarse para poder rehacer sus vidas y sus economías.